Hemos
realizado un sueño: dónde hubieron un establo
y un henil, ahora hay la Locanda del Moro; un sitio tranquilo
y soleado dónde gozar en paz el tiempo de las vacaciones.
Un lugar cargado de atmósfera, una piscina que
domina el valle, el pan hecho en el horno a leña
y mis mermeladas.